Tangata Manu, El Hombre de Paja (Isla de Pascua)
Hace miles de años cuando Rapa Nui (Isla de Pascua) fue perdiendo toda su frondosa vegetación, cuenta la leyenda que todos los pájaros se marcharon de la isla.
Un día una bruja llamada Hitu estaba sentada en Hotu Nui cuando vio una calavera humana sobre una roca. Cuando iba a cogerla, una ola la tiró al mar y la bruja fue tras ella para intentar alcanzarla. Las corrientes marinas y las olas no dejaban que la alcanzase y cuando quiso darse cuenta, la fuerza del mar la había alejado de la isla. Nadó toda la noche para mantenerse a flote y al día siguiente vio que estaba cerca de los islotes motu Matiro Hiva. La calavera le seguía llevando la delantera y cuando tocó tierra se transformó en el dios Make Make, que ayudó a Hitu a salir del agua.
La isla a la que llegaron estaba plagada de pájaros y el dios Make Make pidió a Hava, que les había acojido en su casa, si podía llevarse un par de ellos para repoblar de pájaros la isla de Rapa Nui. Make Make llevó los pájaros a Isla de Pascua, pero se dio cuenta que no se reproducían, ya que los habitantes de la isla se comían todos sus huevos. Entonces, decidió trasladar a las aves al islote de Motu Nui, enfrente de la escarpada costa de Orongo y prácticamente inaccesible para los hombres.
Desde ese momento, uno de los hombres más fuertes de cada clan de la isla y tras, la revelación de un sueño, eran elegidos para iniciar una competición anual. La competición consistía en llegar hasta el islote Motu Nui, obtener el primer huevo de la estación de la gaviota manutara, regresar nadando hasta Rapa Nui y trepar el acantilado de Rano Kau, donde debían depositar el huevo.
El ganador se consideraba una reencarnación del dios Make Make y se le otorgaba el título de Tangata Manu durante un año. El clan del ganador encendía un gran fuego en la ladera tierra adentro hacia el volcán Rano Kao que avisaba a toda la isla del nuevo Tangata Manu. A continuación se iniciaba una gran celebración con danzas tradicionales descendiendo del acantilado hasta el poblado del clan ganador.
Esta milenaria competición se mantuvo viva en cultura Rapa Nui hasta el siglo XIX, cuando los misioneros cristianos la prohibieron. En esta última década se están recuperando muchas de las costumbres de la isla para intentar preservar una de las culturas más arraigadas del planeta. ¡Esperamos que consigan mantenerla viva!